‘Ellos tenían excusas fuertes para haberse rendido’

Tantas son las ganas de triunfar en la vida de los hermanos Javier y Jerry, que después de graduarse de la preparatoria el mes pasado, ahora se dirigen a cursar estudios de educación superior.

Javier y Jerry son jóvenes que se sienten afortunados por haber encontrado un hogar donde crecer en un ambiente sano, donde sus padres de crianza y guardianes legales, María y Jesús Dávalos les dieron todo el amor que se merecen.

Javier, de 19 años y Jerry, de 18, estuvieron en el nutrido grupo de 308 jóvenes de crianza que se graduaron en una ceremonia virtual el mes pasado. Ambos recibieron una beca privada e irán este otoño a la Universidad Estatal de Chico, California.

Javier quiere ser un ingeniero mecánico y su hermano un psicólogo. Los dos recibirán el llamado “incentivo del director” del DCFS, que representan los fondos que se les asignará dependiendo a qué universidad asistirán en el otoño. Estos fondos provienen del Programa Federal de Vida Independiente.

“Antes mi vida era muy diferente; íbamos de escuela en escuela y de casa en casa, viviendo y durmiendo en un carro, en moteles” recuerda Javier. “A nuestros padres los arrestaba la policía”.

Los progenitores biológicos eran drogadictos y estaban involucrados en pandillas, pero los niños fueron rescatados de aquel ambiente negativo.

Desde hace más de una década, los Dávalos, -residentes en Fontana- se encargaron de cambiarles su destino con un hogar seguro donde prevalece el amor y la compasión.

“Yo siempre les digo que ellos son mis héroes, porque son niños que vienen de un lugar donde miraron, experimentaron y vivieron cosas muy fuertes”, dice la orgullosa madre. “Les enseñamos a no enfocar su vida en lo negativo, sino a tomar lo mejor de las oportunidades que les brindamos”.

Pero no solamente son Javier y Jerry los hijos de los Dávalos, sino también otros dos varones más pequeños a quienes les dieron su apellido. María y Jesús Dávalos se convirtieron en los tutores legales.

Y es que, cuando los niños llegaron a su hogar, eran demasiado hiperactivos y los querían medicar. Uno de ellos estuvo en clases especiales desde tercer grado porque desconocía el abecedario y no sabía leer.

“Mis niños héroes han sobrellevado muchísimas cosas; ellos tenían excusas fuertes para haberse rendido, pero nunca lo hicieron”, declara la madre nacida en Guadalajara y criada en Estados Unidos. “Hoy me siento muy orgullosa de ellos”.

Lo mismo piensa de ella, Javier, el mayor, quien describe a su madre como un ser maravilloso “que me enseñó el camino de Dios, a mantenerme alejado de problemas y a caminar en la dirección correcta”.

De su padre, Jesús Dávalos, indica: “ha sido un gran guía para mí; me enseñó a arreglar las cosas simples que hay alrededor de la casa como un enchufe de la luz o cosas así, porque sabía que podía utilizar sus conocimientos en el futuro; además, es una persona amorosa y siempre está contento”.

Por su parte, Jerry, dijo a La Opinión que desea seguir una carrera de psicólogo -también en Chico State University- porque su plan es ayudar a los niños que lo necesiten, tal como él necesitó algún consejo y guía durante la etapa difícil de su infancia.

“Quiero lograrlo y nunca rendirme”, afirmó el chico de 18 años, quien se graduó con un índice de rendimiento académico de 3.8. “Quiero empoderar a los niños y darles opciones de superarse en sus vidas”.

Miles de latinos en hogares de crianza

En el condado de Los Ángeles, actualmente, 29,048 niños están recibiendo asistencia del Departamento de Servicios para Niños y Familias (DFCS).

“Un total de 16,888 niños/jóvenes están en cuidado fuera del hogar”, informó Juana Aguilera, portavoz del DCFS y quien subrayó que “un 60.1% de los niños involucrados con nuestro departamento son hispanos”.

Ante esta situación, siempre existe la necesidad de padres de crianza latinos, dijo la informante, quien señaló que cuando un niño no puede permanecer seguro en su hogar y no puede ser ubicado con una familia, la transición a un nuevo hogar es más fácil cuando se encuentra en un hogar que habla su idioma, come alimentos que le son familiares y comparte las mismas tradiciones y cultura de sus padres de crianza.

“Quienquiera que quiera ganarse una vida de amor, debería darse la oportunidad de conocer y recibir en su hogar a estos niños”, aconsejó María Dávalos. “Yo tengo un trabajo de tiempo completo y cuando vi como los cuatro niños me robaban el corazón, no pude decir que no a darles todo mi amor, cuidado, a tener compasión y misericordia. Y si alguien tiene un poquito de amor que le sobra, ¿Por qué no dárselo a estos niños?”

Los niños en el sistema no tienen la culpa

En entrevista para La Opinión, el director ejecutivo del Departamento de Servicios Sociales para Niños y Familias, Brandon Nichols, afirmó que para el DFCS es importante apoyar a los jóvenes en su etapa adulta que es cuando se sientan solos o tienen que resolver las cosas por su cuenta.

Entrevista:

¿Por qué es tan importante apoyar a los jóvenes en esta etapa crítica de la edad adulta cuando se gradúan de la escuela preparatoria?

“Es un momento en el que los jóvenes a menudo dependen de la familia, los seres queridos y los mentores para que los guíen cuando toman decisiones sobre su futuro. Contar con el apoyo de un ser querido, un trabajador social o un adulto confiable puede brindar perspectivas y sabiduría que hacen una diferencia positiva en sus vidas y disminuye la probabilidad de que se queden sin hogar o experimenten dificultades financieras.

Agrega, el departamento brinda servicios de apoyo y orientación hasta la edad de 21 años para ayudar a los jóvenes a obtener empleo, vivienda y educación postsecundaria”.

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